miércoles, 24 de febrero de 2010

4. Conclusión

Creemos, como Paulo Freire, que el hombre tiene vocación ontológica, es decir, siendo sujeto puede transformarse en objeto de estudio de sí mismo y de su relación con el entorno, para poder resolver problemas con una mirada superadora. Es desde esta concepción que interpretamos a los actores: alumnos, docentes, padres, cooperadores, como sujetos de la praxis social y escolar, que se repiensa para transformarla.

Consideramos a la escuela un espacio social, donde se transmiten y se general conocimientos. Justa Ezpeleta define a la escuela como "el espacio donde la transmisión se materializa de diferentes maneras, con o al margen del currículo prescripto; el lugar donde los padres manifiestan su apoyo o resistencia a las políticas escolares, vigilan o reclaman el derecho a una buena educación de sus hijos; donde los maestros construyen su profesión y donde los niños se apropian y descubren los más variados contenidos sociales. Esto es, el lugar privilegiado donde todos los días se intercambian prácticas sociales específicas: prácticas pedagógicas".

Otros factores que también contribuirían a un mayor éxito escolar serían:

Reajuste de la escala de valores imperante en la sociedad, redefinición del éxito.

Creación de puestos de trabajo, fomentar la cohesión y estabilidad de la familia, tener un lugar de estudio y un material favorable, estimular éxitos y logros, desarrollar la motivación por el estudio, recriminar la mala conducta cuando sea necesario, fomentar la auto-confianza, orientar personal y progresivamente a los alumnos.

Ante el fracaso de un estudiante lo primero que se deberían cuestionar los padres, es si su hijo dispone de las necesidades intelectuales requeridas por los programas escolares del curso, y en su defecto cuál sería la manera más objetiva de hacer frente al problema.

Cuántas veces los padres depositan sus aspiraciones insatisfechas sobre su hijo, mal estudiante. El padre confía en que los cambios en la adolescencia y la escuela podrán solucionar los problemas de estudio de su hijo y abandonan asi todas sus responsabilidades, sin darse cuenta de que claudicando está abriendo las puertas al fracaso de su hijo.

El exceso de trabajo puede llevar a desbordar las capacidades intelectuales y por tanto afectar al rendimiento escolar

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